viernes, 23 de octubre de 2015

QUE DEBE SABER DE LOS ENFERMEROS

Competencias de la enfermería en las residencias de ancianos: 
La Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica como entidad profesional de Enfermería de ámbito nacional asume que, dado que en la actualidad la enfermería gerontogeriátrica se encuentra en un espacio de relevancia demográfica y sociosanitaria, las enfermeras que trabajan en residencias de ancianos, independientemente de la tipología de éstas, son responsables de la realización de su rol profesional desde las perspectivas asistencial, docente, investigadora y gestora en los siguientes términos:
La función de la enfermería se extiende a la administración de cuidados que cumplen las siguientes característica:
  • Diferenciados de los cuidados no profesionales.  
  • Basados en principios científicos, humanísticos y éticos.
  • Mediante intervenciones enfermeras basadas en evidencia científica.
  • Asumiendo responsabilidades.
La administración de éste tipo de cuidados implica que:

  • Valora e interpreta con instrumentos y estándares enfermeros en función de las respuestas humanas identificadas.
  • Detecta situaciones de riesgo y potencia su prevención.
  • Interviene sobre los patrones comportamentales inapropiados en situaciones de salud y enfermedad para su resolución.

Lo que permite :
  • Dispensar cuidados individualizados.
  • Fomentar el autocuidado.
  • Retrasar la dependencia, potenciando las capacidades residuales.
  • Mejorar la calidad de vida.
  • Minimizar costos personales e institucionales.
  • Atender y acompañar al anciano y sus familiares en el proceso de muerte.


Desde esta perspectiva en el desempeño del rol profesional enfermero se pueden diferenciar:
  • Gestión de cuidados:
  • Coordinación del equipo de enfermería (*: enfermeras, auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, gerocultores, ...) en la planificación y ejecución de cuidados.
  • Redacción de informes para comunicar los problemas identificados así como sus consecuencias según el plan de actuación.
  • Gestión de recursos:
  • Gestión de recursos materiales y personales: control de ropa, de utillaje, de material fungible...
  • Gestión del campo administrativo asistencial: tramitación de documentos, informes, etc.

  • Problemas:
Uno de los problemas actuales más importantes en las residencias de ancianos es el hecho de que se dedican casi exclusivamente al cuidado físico, pasando por alto las importantes necesidades psicológicas de estas personas.

Por otro lado, solucionan las necesidades físicas de forma generalizada sin tener en cuenta que muchos sujetos pueden resolverlas por sí mismo; de esta forma se fomenta la dependencia, que les lleva a una menor actividad, peor salud, más baja autoestima y fallecimiento anticipado.

A este tipo de tratamiento se le denomina "infantilización", ya que tratan a los ancianos como si fueran niños programando todas sus actividades y dirigiendo casi todas sus conductas. Para los trabajadores es una comodidad, ya que los horarios programados se generalizan y no se tiene que prestar una atención individualizada a cada residente, pero atenta contra la dignidad e independencia de estos.

Las residencias adecuadas han de fomentar esta independencia, el autodesarrollo y autocuidado (valerse por uno mismo hasta donde se pueda), respetar la privacidad de sus residentes y tratar no sólo las necesides físicas, sino también las psicológicas. Todas estas características van a determinar que la última etapa de la vida de una persona sea digna o desolada, que tenga probabilidades de vivir más años o menos.
Conclusión:
Como conclusión, defendemos que las enfermeras actuales de nuestro país tienen capacidad y autonomía para, mediante intervenciones en educación y promoción de la salud, prevención de la enfermedad y recuperación de la función perdida, disminuir y retrasar la dependencia de los ancianos, fomentar su autonomía y mejorar o mantener su calidad de vida.Por todo lo expuesto consideramos la enfermería el eje principal de los cuidados y la enfermera el profesional indispensable en las residencias de ancianos.

RESIDENCIAS PRIVADAS


Si ya se ha decidido por una residencia de pago, y si tiene claro qué tipo de residencia necesita (válidos o asistidos) y dónde la necesita (qué barrio o ciudad), lo único que debe preocuparle a partir de este momento es, primero, que no existan dudas sobre su legalidad, solvencia y seriedad; y, segundo.

Los precios varían según donde este ubicada la residencia, en Madrid capital es más cara que una situada a las afueras, o  otra situada en una  provincia pequeña.

Grandes capitales, como Madrid o Barcelona, y barrios residenciales, como La Moraleja o Pedralbes, son sinónimo de residencias caras (de 300.000 a 400.000 pesetas por persona al mes, en habitación individual), mientras que ciertas renuncias (por ejemplo, una habitación compartida en esta misma residencia) implican un coste más moderado (en este caso, exactamente la mitad: 150.000/200.000 pesetas al mes).

En España hay 2.000 residencias privadas de la tercera edad divididas globalmente en "con" y "sin" ánimo de lucro.

Unas 1.100, entre las primeras, están federadas (pertenecen a la Federación Nacional)
Y el pequeño grupo formado por las segundas, sin cuantificar, pertenece a órdenes religiosas (o a las Organizaciones No Gubernamentales) y se financia con legados y donativos (más el porcentaje a obras benéficas procedente de los impuestos).

Amplias, modernas y luminosas, en general, las residencias privadas han ido floreciendo como negocio en un espacio de tiempo relativamente corto (entre ocho y diez años) 

La falta de catalogación, es decir, la falta de un método clasificador propio, similar a las estrellas en los hoteles o a los tenedores en los restaurantes. Ésta es la gran asignatura pendiente de las residencias privadas.

Legalidad: Es una condición imprescindible, tanto para el bienestar del usuario como para la tranquilidad de los familiares. 

Cuidado con las residencias ilegalesLas residencias ilegales (piratas) cuestan menos -aunque no mucho menos, que quede claro- pero acaban saliendo carísimas porque, antes o después, tendrá usted que verse metido en pleitos.Son frecuentes las noticias sobre desmantelamiento de residencias piratas en distintas ciudades españolas. Pero da la impresión de que se descubren sólo cuando surge alguna desgracia sanitaria.
Huya de las residencias clandestinas, instaladas habitualmente en pisos pequeños con escasa o nula vigilancia médica- y

Busque siempre el documento de autorización administrativa emitido por la Comunidad Autónoma correspondiente (en concreto por la Consejería de Salud, Integración, Bienestar, o como se denomine en cada caso).
Este documento debe estar expuesto en un sitio visible del vestíbulo o la oficina pero, si no fuera así, lo solicita al director del centro. Sin ese documento, la residencia es ilegal. 
También es una garantía de legalidad y seriedad que el centro pertenezca a la federación nacional.
Documentos: El contrato es otro requisito imprescindible para identificar la legalidad de un centro. Cada residencia tiene que tener su propio impreso (con las cláusulas, condiciones de pago, etc. claramente definidas) y en ningún caso admitirá a residentes que no acepten libremente su traslado. En caso de falta de pago, o conductas que afecten gravemente a la buena convivencia con los otros residentes o la normal actividad del establecimiento, la residencia podrá resolver el contrato previa comunicación a la Comunidad Autónoma correspondiente. La existencia de un reglamento de régimen interior también acredita la seriedad y legalidad de un centro.
Precios: Además de los documentos que se han mencionado, una residencia privada necesita tener, autorizada y puesta al día, una lista de precios. 
Los precios que figuran en esta lista son los máximos permitidos, porque también aquí interviene la Administración para controlar y evitar los abusos, pero eso no quiere decir que no pueda usted negociar sobre esas cifras. 
Los precios por persona oscilan entre 150.000 pesetas (en habitación doble compartida) y 400.000 (en habitación doble para uso individual) pero dependerán siempre de las condiciones del centro y de los servicios que en él se presten. Cuantos más extras (hidromasaje, piscina, biblioteca, solarium, cocina propia, sala de conciertos, etc.), mayor precio.
Tenga en cuenta, cuando negocie el precio, las plazas que el centro tiene disponibles en esos momentos.

Estudie también la eventualidad de pagar extras; en ciertas residencias, la rehabilitación o la fisioterapia -prestaciones obvias tratándose de la tercera edad- se consideran un extra, mientras que en otras sólo se pagan aparte los servicios estrictamente complementarios, como la odontología y la peluquería.
Ventajas: Hay que reconocerlo: son muchísimas. Quizás la más importante sea la flexibilidad, en términos generales, que impera en estas residencias, tanto si hablamos de oferta y precios como de disciplina. Las residencias privadas ofrecen alternativas realmente interesantes, como la de convertirse en residencias de día (los ancianos van por la mañana y vuelven a sus casas por la noche, de forma que no se desvinculan del todo del calor familiar) o en residencias temporales (un anciano puede pasar allí un mes, dos o el tiempo que él decida, y ver así si se adapta al lugar o si prefiere volver a casa o buscar otra residencia).
Una residencia de día (con las tres comidas y la misma atención que se dispensa al resto de los ancianos) cuesta entre 2.500 y 3.000 pesetas diarias, es decir, unas sesenta mil pesetas al mes, si no contamos los fines de semana.
La flexibilidad significa también una disciplina muy suave. Nadie madruga, si no quiere, no hay que comer o cenar a unas horas determinadas, no hay horarios de visita (los familiares y visitantes pueden permanecer en la residencia el tiempo que deseen, e incluso comer o cenar allí junto a los residentes) y todo el mundo se mueve con una mayor libertad.
Ambiente: No sólo el lujo o la calidad de los servicios diferencian a una residencia de otra. Cada una tiene, además, su personalidad, su clima. Si quiere que el futuro usuario se sienta cómodo de verdad, búsquele un lugar a su medida, es decir: un ambiente familiar y entrañable si se trata de una persona sencilla y comunicativa; un entorno formal, si el interesado ama y respeta las formalidades (por ejemplo, hay residencias en las que se llama a los usuarios de usted, mientras que en la mayoría prevalece el tuteo); un buen equipamiento deportivo, si es de los que no saben vivir sin el deporte... En definitiva, búsquele un hábitat apropiado. Su satisfacción y confort, mientras dure su vida, dependen de ello.

Públicas


Es difícil obtener una plaza. De las 2.700 residencias geriátricas que existen en España, sólo 700 tienen carácter público, lo que en términos de asistencia significa que en el Inserso (que acaba de perder las competencias, pero que es aún el único organismo capaz de facilitar cifras oficiales) existen todavía unos 27.000 jubilados en lista de espera (14.000, sólo en la Comunidad de Madrid).
Ni siquiera los Centros Concertados (residencias privadas que ceden -o mejor dicho, venden- parte de su capacidad a la Administración) han podido absorber este excedente de jubilados y solucionar un problema que se agrava con el tiempo: el de las personas que, sin posibilidad de acceder a una residencia pública, no pueden tampoco permitirse el lujo de una privada.
¿Son buenas, malas o regulares las residencias públicas? De momento, como ya se ha visto, son escasas, muy escasas. De las 3,5 camas por cada 100 mayores de 65 años que prescribe el Plan Gerontológico Nacional, tenemos poco más de la mitad.
Burocracia: Las residencias públicas son caras (para la Administración, que las gestiona, y para los contribuyentes, que las pagamos).
Fuentes de la Federación Nacional de Residencias Privadas para la Tercera Edad aseguran que al Estado le cuestan las Residencias Públicas más de 15.000 pesetas por cama y día, cuando su valor real es de unas 5.800: exactamente el precio cama/día que cobran, también al Estado, los centros privados/concertados ?Por qué esta diferencia? Por lo de siempre: mala gestión, burocracia excesiva, exceso de personal... Las mismas fuentes afirman que existe en estos centros un absentismo laboral cercano al 33% y que, en consecuencia, los responsables de cada residencia necesitan, por si las moscas, contratar a personal de sobra.
A usted le interesa saber que para elegir una residencia pública conviene informarse sobre los medios humanos y técnicos con que cuenta. Además de los datos oficiales que pueda recabar, no está de más hablar con familiares de residentes. Y no con uno, sino con varios. Porque también es frecuente la soledad, la falta de adaptación al nuevo entorno y los achaques lógicos de la vejez lleven a algunos ancianos a mostrar todo tipo de quejas ajenas al funcionamiento del centro.
Según el sueldo: Hasta hace relativamente muy poco, los jubilados con una renta media lo tenían más difícil que sus vecinos de arriba o de abajo porque, gracias a lo que los expertos denominan el efecto sandwich (emparedado), la Administración terminaba marginando abiertamente a los pensionistas que cobraban más en favor de los que tenían rentas más bajas. Pero cobrar algo más que el mínimo no significa cobrar mucho, de modo que tampoco podían estos pensionistas medianos permitirse el lujo de una residencia privada. Para evitar esta marginación, los responsables del Inserso (cuando aún tenían esta competencia en su poder) cambiaron de baremo y decidieron valorar, como prioridad, las necesidades asistenciales de los ancianos.
¿Válidos o asistidos?: A mayor dependencia de terceros (parálisis, alzheimer, etc..), más posibilidades de conseguir la codiciada plaza en una residencia pública.
En líneas generales, las residencias pueden ser, según el grado de dependencia de los usuarios, para válidos (equipadas sólo para acoger a personas capaces -física y mentalmente- de realizar tareas cotidianas sin la ayuda de terceros); para asistidos (todo lo contrario; equipadas para acoger a personas incapacitadas que necesitan el cuidado y la vigilancia de terceros) y mixtas (acogen a los dos grupos). Esta división es fundamental, tanto para los usuarios a la hora de solicitar su cama, como para los empresarios y gestores de residencias -públicas y privadas- ante la necesidad de analizar los costes. Así, por ejemplo, mientras que los válidos necesitan una vigilancia moderada (una persona por cada cuatro o cinco residentes) los asistidos necesitan casi el doble (como mínimo, una persona por cada tres) y mientras que la superficie mínima requerida para válidos -según la última normativa de la C.A.M., reguladora del sector en Madrid- es de 5 metros cuadrados por persona (en las zonas de uso individual), la superficie que necesitan los asistidos es de 7,5 metros cuadrados. De todos modos, se está estudiando una nueva catalogación que contemple diez categorías distintas de validez, desde los ancianos plenamente capaces a los absolutamente discapacitados . La ley determina que sólo los ancianos con enfermedades crónicas o infecto-contagiosas (necesitados, por tanto, de asistencia hospitalaria) no pueden ingresar en una residencia.

Guia para facilitar la mejor elección


Decimos que el abuelo o la abuela (o los suegros, o los propios padres) son un problema, cuando lo que sucede es que tienen un problema -la vejez lo es, se mire como se mire- y no pueden, por sí solos, enfrentarse a él. No necesitan lástima, ni reflexiones hipócritas sobre lo mucho que nos han dado o lo bien que convivían antaño unas generaciones con otras, sino soluciones.
Que las ciudades son cada vez más grandes y las casas cada vez más pequeñas es una verdad sólida como las piedras, y lamentablemente irreversible. Pero es que, además, sucede que vivimos -ellos y nosotros- en mundos distintos. El nuestro se llama futuro y a él dedicamos el cien por cien de los afanes (trabajar, ahorrar, estudiar, progresar, hacer planes). El de ellos se llama día a día. Cuanto más cómodo y placentero les resulte, más habremos acertado en la solución.
Comodidad, ante todo.
¿ Qué significan para un anciano comodidad y placer? Pues cosas que ni se nos pasan por la mente a los veinticinco años o a los cuarenta. La sonda gástrica bien puesta, las pastillas y el oxígeno a su hora, la comida sin sal... No, no se estremezca. Usted también necesitará, en su día, que alguien le sujete en la ducha o le cambie el suero. Y mal asunto si no lo necesita. Significará que algún mal catarro, o sabe Dios qué tropiezo, le habrán barrido tempranamente de este mundo y habrán liberado a su familia de visitarle los domingos en <<la resi>>.
Por si acaso, y si es usted de los que duran y duran, vaya pensando (mientras busca soluciones para sus padres, suegros, abuelos, etc.) en su propia edad dorada.
A pesar de las facilidades que las Administraciones vienen prestando a los ancianos en materia de asistencia social y domiciliaria, tranquilidad y comodidad están, en principio, más garantizadas en una residencia de ancianos (pública o privada) que en el piso propio, por más que uno sienta abandonar las cuatro paredes de su alma. Las residencias -sobre todo las más modernas- están pensadas con criterios ergonómicos ad hoc , es decir, todos sus elementos, escaleras, cuartos de baño, ascensores, comedores, peluquería, enfermería, etc., tienen las formas y tamaños más adecuados para los potenciales usuarios (en estos momentos, y en España, hay unos seis millones y medio de jubilados).
<<Asistencia sí, lujos no>>, podría ser el eslogan de las residencias públicas, a las que se ha llamado durante años <<del seguro>> y, más recientemente, <<del Inserso>>. Sin embargo, desde el 1(o) de enero de este año, tampoco son ya competencia de este organismo, sino de las correspondientes Comunidades Autónomas.
Sólo en tres Comunidades, La Rioja, Baleares y Castilla la Mancha, sigue aún el Inserso ocupándose de este tipo de centros: en las dos primeras porque aún están pendientes de que termine de formalizarse el traspaso de competencias y, en la última, porque la gestión se ha transferido de derecho, pero no de hecho. También los ayuntamientos gestionan algunas residencias, pero su número es muy escaso y es difícil conseguir una plaza en alguna de ellas.
Hay algo muy importante que no debemos olvidar: residencia pública no significa gratuita. Los residentes han de pagar por su plaza el 75% de su pensión, sea o no contributiva (los ancianos tienen en ambos casos derechos idénticos).

Clasificación

Respecto a la clasificación, las residencias se pueden dividir según distintos criterios: tamaño, influencia social, mayor o menor grado de especialización asistencial, tipo de residentes, de financiación y calidad asistencial.
Asimismo, los precios dependen de muchos factores: la titularidad de la residencia (privada, concertada o pública); las características del anciano y la atención que requiera (válido o asistido); la calidad de la habitación, y (sólo en las públicas y concertadas) también de la capacidad económica del residente.
La Consejería para la Igualdad y Bienestar Social inspeccionará este año la totalidad de las residencias de personas mayores de la comunidad autónoma, tanto públicas como privadas y concertadas. Esta es la principal novedad del Plan General de Inspección de las Entidades, Servicios y Centros de Servicios Sociales de Andalucía para 2005, que ha sido aprobado por el Consejo de Gobierno. En el resto de centros y servicios la actividad inspectora alcanzará al 50% de los mismos.
El Plan General de Inspección, que se desarrolla desde 1998, tiene como objetivo garantizar los derechos de los usuarios y el cumplimiento de la normativa. Además de los controles en centros públicos, privados y concertados, esta iniciativa incluye entrevistas con sus usuarios como medida de protección para determinar, entre otros aspectos, la voluntariedad de su estancia y el grado de satisfacción con los servicios recibidos. A través del plan, la Junta también presta asesoramiento a las entidades titulares e impulsa la mejora de la capacidad asistencial a través del fomento de actividades.
La Consejería para la Igualdad y Bienestar Social realizó el pasado año un total de 2.270 inspecciones para controlar las condiciones de los servicios sociales. Más de la mitad, 1.317, se desarrollaron en centros y entidades de atención a las personas mayores. El resto correspondió principalmente a centros para personas con discapacidad (278); servicios sociales comunitarios (265) y protección de menores (210). Esta actividad inspectora dio lugar a la apertura de un total de 40 expedientes sancionadores, que motivaron el cierre de 17 centros, el 83% de ellos residencias de mayores.
Desde que en 1998 se puso en marcha el plan, la Administración autonómica ha realizado un total de 8.158 inspecciones, que originaron la apertura de 179 expedientes sancionadores y el cierre de 58 centros.

Servicios

Cómo acceder:
Se deben cumplir los requisitos que cada Centro haya establecido. Por lo general: ser mayor de 60 o 65 años, no padecer enfermedades infectocontagiosas, no haber sido expulsado de otros Centros, poder hacer frente al pago de la mensualidad, ser cónyuge del interno, valerse por si mismo (residencias de válidos), o no poder hacerlo (residencias asistidas).
Cuánto cuesta:
Las residencias privadas marcan los precios que consideran convenientes, de acuerdo a los servicios prestados.
Las residencias públicas vienen a cobrar del 65 % al 85 % de los ingresos anuales.
Dónde informarse:
En la Guía de Residencias viene especificado dónde deben dirigirse las personas interesadas: Al propio centro, al organismo del que dependen, o ambos indistintamente.
Servicios:
En una residencia moderna se deberían definir ocho servicios:
ð Residencia de asistidos
ð Residencia de válidos
ð Servicios de estancias diurnas
ð Unidad de hospitalización
ð Unidad de cuidados especiales o unidad de crónicos
ð Plazas de ingresos residenciales temporales
ð Centro de día
ð Servicio de ayuda a domicilio

Residencias




Las Residencias son centros de alojamiento y convivencia que tienen una función sustitutoria del hogar familiar, ya sea de forma temporal o permanente, donde se presta a la persona mayor una atención integral.
Deben de ser centros abiertos, alegres, vivos dinámicos y optimistas, puesto que se trata de la vivienda del anciano, un lugar donde debe divertirse en la medida de sus posibilidades y sentirse bien. No es un hospital ni tampoco un hotel. Una residencia para ancianos tiene que convertirse en un hogar.
Además, las residencias de ancianos deben ser un recurso asistencial, un lugar donde se ofrezcan servicios integrados de atención a ancianos discapacitados.
En la actualidad algunas Residencias contemplan la posibilidad de utilizar durante el día, la globalidad de los servicios disponibles, excepto el de pernoctar (Unidad de Estancia Diurna). Dado que se está implantando este recurso, conviene preguntar por esta opción cuando las características de los ancianos lo aconsejen.
Los Centros Residenciales pueden ser de mayor o menor capacidad, como apartamentos individuales adaptados, pisos compartidos o residencias.
Según la atención que necesiten pueden haber: 
Centros para válidos: esta dirigidos a ancianos que se valen por si mismos.
Residencias asistidas: para aquellos otros ancianos que necesitan ayuda para realizar las diversas actividades de la vida diaria.
Según la especialidad y categoría del Centro se ofrecen unos u otros servicios. Entre las condiciones mínimas que están reguladas por Decreto destacan: el establecer un programa anual de actividades, un sistema democrático de participación de los usuarios, atención médica por medios propios o ajenos, servicio telefónico con el exterior, etc.
Hay viviendas destinadas a personas mayores que poseen un grado suficiente de autonomía personal y se configuran como pequeñas unidades de alojamiento y convivencia ubicadas en edificios o zonas de viviendas normalizadas.

Buscador de residencias

martes, 20 de octubre de 2015

Beneficios fiscales




BENEFICIOS FISCALES PARA MAYORES DE 65 AÑOS  

  • Quedan exentos del IRPF las ganancias por la venta de activos si se destinan a una renta vitalicia con un máximo de 240.000 €
  • Exención de las plusvalías para mayores de 65 años

OTRO TIPO DE VENTAJAS
·        Turismo social para mayores de 65 años (INSERSO)
·        Tarjeta dorada de RENFE
·        Tarifa reducida en transporte público y bus plus
·        Descuentos en supermercados
·        Reducciones en tarifas de ocio y cultura
·        Bono social en suministro eléctrico  y línea telefónica










Hipoteca


HIPOTECA INVERSA
Una hipoteca inversa es un préstamo hipotecario para personas mayores de 65 años por el cual una entidad financiera paga una cantidad mensual a una persona mayor a cambio de que esta utilice su vivienda como garantía.
La cantidad que abone la cantidad financiera dependerá del valor de la vivienda y de la edad del cliente. A mayor valor y mayor edad, mayor importe mensual se puede recibir.
A diferencia de una hipoteca normal:
·        El titular conserva la propiedad de la casa
·        Se puede liquidar la operación en cualquier momento
·        El importe que percibe el titular no tributa
·        La deuda no es exigible hasta el fallecimiento del titular
Requisitos para contratar una hipoteca inversa:
·        Tener más de 65 años o personas en régimen de dependencia severa u de gran dependencia.
·        Ser titular de una vivienda sin cargas
·        No estar en las lista de morosos (RAE y ASNEF)



Fraude de 3 millones de euros a ancianos con el 'gancho' de las hipotecas inversas

Aval


AVAL
Es la garantía del pago de un crédito. Si el banco no pueda cobrar del titular de la hipoteca el avalista responde de igual forma  que el titular hipotecario de toda la deuda en caso de impago.
El avalista no solo responde con su nomina sino con todos sus bienes presentes y futuros (sus ahorros, su casa, su pensión).

AVAL PERSONAL
Cuando avale en un crédito tenga en cuenta:
·        Asegúrese al realizar el aval que contempla la clausula que obliga al banco a avisar al avalista desde el primer impago del prestatario.
·        Puede exigirle al banco hacerse cargo de la deuda antes de proceder al embargo de sus bienes.
(Si así lo pactó).
·        Puede reclamarle la deuda que ha pagado el deudor si lo estipulas y firmas en el contrato.
Al ser avalista hay que leer y comprender por completo todas las condiciones antes de firmar. (Letra pequeña).
Cuando falta el avalista, pasará esta obligación a sus herederos.